Cuando llega el verano nos armamos con un arsenal de ungüentos para palear los dañinas consecuencias solares, o bien nos hacemos con lo último en bronceadores para lucir espectaculares y sacar el mejor partido a nuestra piel y que luzca luminosa y saludable.
Nuestras viviendas también se merecen que las mimemos, por eso os mostraremos a continuación una serie de elementos prácticos y que pueden aportar sofisticación a nuestra residencia habitual o de verano:
COLOR
- Ni siquiera se nos pasa por la cabeza que el color de la fachada de una vivienda pueda afectar a su calentamiento o enfriamiento, sin embargo, una vivienda con fachada pintada en color blanco puede suponer un ahorro de hasta un 20% en sistemas de refrigeración. También contribuye a un menor calentamiento de los espacios interiores de nuestra vivienda.
El blanco es un color muy reflectante, refleja el calor del Sol, así que es una buena opción para la próxima vez que realices labores de mantenimiento en tu fachada.
PÉRGOLAS Y VEGETACIÓN
- Son elementos fijos permeables a la luz del Sol y, por sí solas, no son un elemento muy eficaz de protección frente a la radiación solar. La clave de las pérgolas está en combinarlas con especies vegetales de hoja caduca que crezcan por toda la extensión de la pérgola. El ciclo de caída de las hojas coincidirá con las estaciones de invierno y verano y así la pérgola será más o menos permeable a la radiación solar según la época del año. En invierno no habrá hojas y dejaremos que el sol caliente el edificio, en verano la pérgola estará repleta de hojas y evitará el recalentamiento de nuestra fachada.
Además, durante el día, la vegetación genera un efecto llamado evapotranspiración que, básicamente, resulta en liberar humedad al ambiente cercano, generando una mayor sensación de frescor. Por eso, plantar vegetación de hoja caduca cerca de la fachada de un edificio en climas cálidos es buena idea.
CELOSÍAS
- Estos entramados son un elemento que favorece el control de la luz en cualquier tipo de vivienda o edificio, nos protege del frío y el sol, disipando el calor y reduciendo así el consumo energético de entre el 30% y el 50%.
LAMAS REGULABLES
- Son elementos verticales u horizontales que se interponen frente a huecos incluso la totalidad de la fachada. La gran ventaja de este sistema es que protege de los rayos del sol antes de que lleguen al interior del inmueble. Lo que pasa cuando colocas cualquier elemento por dentro, es que el sol, una vez que pasa el cristal, empieza a transmitir calor. En esos casos, proteges de la luz, pero no del calor. Los lamas, en cambio, evitan que el sol llegue al cristal. Su mantenimiento es casi nulo pero requieren instalación auxiliar. Además, necesitas un estudio solar preliminar para determinar si te funcionan mejor horizontales o verticales y en qué ángulo de inclinación. Si quieres que sean móviles, es necesario un mecanismo de automatización para que los controles desde adentro, a tu gusto.
POSTIGOS
- Son elementos tradicionalmente opacos y de madera, aunque lo ideal es que fuesen regulables para oscurecer en la noche y tamizar la luz diurna en las horas de mayor incidencia solar. Habitualmente se encontraban en la arquitectura tradicional, hoy podemos encontrar versiones contemporáneas, abatibles o deslizantes, fijas o regulables, en metal o combinado con madera, que dan un toque de diseño muy contemporáneo.
VOLADIZOS
- Son algo así como marquesinas, la diferencia es que estos no tienen la finalidad de proteger de la lluvia o del sol simplemente son una extensión del forjado por encima de la ventana con la intención de bloquear el paso de los rayos solares. Al igual que el ejemplo anterior, evitan el ingreso del sol al interior. Es económico y de muy bajo mantenimiento. Debe preverse en obra para que no suponga un coste adicional.
TOLDO
- También conocido como brise soleil, es una alternativa ligera a los voladizos.
De igual modo, para que protejan óptimamente, se requiere de un cálculo solar para determinar longitud. Puede incluir ceja o no y son relativamente económicos. Su durabilidad puede variar, y habrá que tener en cuenta las normas estéticas de la comunidad, manteniendo la homogeneidad de la fachada.
PERSIANAS INTERIORES
- Es quizá la alternativa de serie, al menos en nuestro país. Sin embargo una vez que el sol traspasa el cristal, el calor se transmite primero a las persianas y luego al resto de la habitación, por lo que no son muy útiles térmicamente. Si son oscuras, agravan la situación.
CORTINAS
- Las soluciones textiles son las mas recurrentes por su carácter decorativo, y es que para vestir el interior de una vivienda podemos encontrar estores, enrollables, venecianas… requieren limpieza regular pero pueden cambiarse con la frecuencia deseada para adecuarse a las modas y gustos.
PELÍCULAS PROTECTORAS
- Las películas auto adheribles se colocan en el vidrio. Lo ideal es comprar el vidrio ya con la película para garantizar un mejor acabado y calidad. Estas tienen un filtro de rayos infrarrojos y UV que protege la piel del usuario y evita que los objetos cercanos a la ventana se decoloren o maltraten por la acción del sol. Además es un excelente complemento para cualquiera de las opciones anteriores porque brinda una protección adicional. Limpieza y nulo mantenimiento durante el tiempo de vida. Si quieres una protección mayor, puedes adquirir un sistema low-e, compuesto por dos vidrios, el exterior con película solar, gas y una película reflejante intermedios. Aunque reducen un poco la transferencia del calor, esta no es su función principal. Entre más oscuro es el tinte, mayor es la protección. Esto no va con cualquier proyecto arquitectónico, pues cambia completamente la apariencia exterior. No es recomendable como único sistema de protección, pues un espacio muy soleado lo seguirá siendo con o sin película.
Todos estos dispositivos han demostrado su eficacia a lo largo de siglos y de diferentes épocas, si bien algunos se han ido perfeccionando con el tiempo. En general los dispositivos fijos, como pérgolas y aleros, o el color de una fachada, tienen una vida útil mayor y son francamente económicos. Los dispositivos móviles, son más eficaces y adaptables pero necesitan mantenimiento y para una vida útil más corta.
Todos estos sistemas se pueden implementar sobre edificios ya construidos como mejoras labores de mantenimiento, suponiendo un gran ahorro sobre refrigeración de nuestros hogares.
A diferencia de estos últimos, los sistemas pasivos contribuyen a generar una mayor sensación de confort térmico, regulando la temperatura, tamizando la luz y creando, en general, un ambiente más saludable y habitable sin necesidad de sistemas de refrigeración activos como aires acondicionados, etc. Estas soluciones nos ayudan a climatizar mediante una arquitectura más inteligente, integrada y respetuosa.